Sabemos que el tiempo es un recurso limitado del que todos disponemos de la misma cantidad cada día. Lo que no sabemos es cuánto tiempo nos queda por vivir. Sin embargo, vivimos la vida como si fuéramos inmortales, como si tuviéramos por delante una cantidad de tiempo indefinida. Así, la mayor parte del tiempo la invertimos en trabajar para obtener un salario proporcional a las horas invertidas y a la función desempeñada, que nos permite pagar las facturas necesarias para sobrevivir. Si queda algo de dinero, lo ahorramos o gastamos en compras o en ocio, o en unas vacaciones, o en unas necesarias reformas en nuestra casa, o en reponer ciertos aparatos ya obsoletos, o incluso en cambiar de coche y en unos cambios estéticos. Pero ¿cuánto tiempo y dinero inviertes en ti?
Siempre tenemos otras prioridades y nunca disponemos del tiempo suficiente. En definitiva, posponemos vivir mejor y ser feliz para más adelante, porque creemos que para ello necesitamos ganar más dinero y tener más tiempo libre. Puede que en parte sea cierto, aunque no del todo y no es lo único. Para llevar una vida plena, además de tener una buena salud financiera, necesitamos una buena salud física, mental, emocional y espiritual.
Si gozas de buena salud física, es probable que ni siquiera te hayas planteado dedicar tiempo ni dinero a mantenerla. Quizás hagas ejercicio y lleves una dieta equilibrada, ¡enhorabuena! Sin embargo, estudios recientes hablan de que las enfermedades actuales como el cáncer, tienen su causalidad en la intoxicación del organismo debido a las nuevas formas de cultivo y de crianza de los animales en las granjas, entre otras cosas. Además, otras enfermedades degenerativas del cuerpo y de la mente se sospecha que tienen su origen en carencias nutricionales, pues los alimentos que consumimos no aportan las cantidades diarias recomendadas de nutrientes. ¿Estás haciendo lo necesario para mantener sano tu cuerpo?
Nadie duda ya del poder de la mente. Igual que eliges con qué alimentar tu cuerpo es importante que decidas con qué alimentar tu mente. A diario intoxicamos nuestra mente con aquello que vemos y escuchamos, como malas noticias, diálogos destructivos, y creencias limitantes. Educa tu mente para que te lleve allá donde quieras llegar, rompe las estructuras mentales que te mantienen en donde estás. ¿Tienes la formación necesaria para hacerlo?
Otros estudios demuestran que el estrés, la depresión, y ciertas enfermedades modernas de la piel, del aparato digestivo y de las vías respiratorias, son debidas a somatizar. El estilo de vida actual, caracterizado por las prisas, la deshumanización, y el excesivo materialismo, provocan desequilibrios personales y daños emocionales que a la larga, afectan no solo al estado de ánimo si no a la salud física. ¿Te ocupas de tus emociones? ¿Atiendes tus necesidades personales?
Vivimos en un mundo que parece haber perdido el rumbo. Es habitual encontrarse con personas que no saben lo que quieren, que se dejan llevar por las circunstancias porque no son capaces de definir cuál es su norte. Hay quien no le encuentra sentido a su vida porque no ha definido su misión, y hay quien ha olvidado su parte espiritual. ¿Tienes un propósito que te trasciende? ¿Cuánto le dedicas a orar, a meditar o a ayudar a los demás?