Nuestras vidas suelen estar llenas de un montón de actividades, obligaciones, rutinas y planes que llevar a cabo. De la misma forma, nuestras mentas están también llenas de ideas, prejuicios, miedos y creencias. Así como resulta complicado adquirir nuevos hábitos de vida sin eliminar algunos ya adquiridos, se torna tarea imposible ampliar nuestros horizontes mentales sin eliminar las barreras que limitan nuestro pensamiento. Si sigues haciendo lo mismo y pensando de la misma forma, obtendrás los mismos resultados.
Estamos terminando el mes de enero, y es probable que conozcas a alguien que fracasó en su objetivo de dejar de fumar, de hacer dieta y ejercicio, de encontrar un empleo o montar su propio negocio, dedicar más tiempo a su familia o a su hobby, o de escribir un libro, como es mi caso. Inicié el año con el firme propósito de dedicar cinco horas a la semana a escribir mi primer libro, y apenas he conseguido dedicar cuatro en todo el mes. ¿Te ocurre algo parecido?
Antes de tirar la toalla, vamos a revisar algunas cosas: qué es lo que estamos haciendo, qué no estamos haciendo, qué tenemos que dejar de hacer y qué tenemos que empezar a hacer. También reflexionemos sobre qué estamos pensando y por tanto atrayendo a nuestra vida, y cómo tenemos que pensar para que empiece a ocurrir lo que queremos que nos ocurra. Ahora bien, si crees que lo sabes todo y que todo lo haces bien, estás poniendo trabas a tu propio desarrollo y crecimiento personal y profesional. La ignorancia es un estado de plenitud porque niega la necesidad de ser llenado. Para lograr nuevas metas y vivir mejor es imprescindible aprender cosas nuevas. En definitiva, tienes que vaciarte para volverte a llenar.
Deshazte de todo aquello que te ocupa espacio y no te sirve. Modifica tu estructura mental para transformar tus creencias limitadoras en creencias potenciadoras; a continuación sustituye los malos hábitos por otros más saludables; y luego cambia tu perspectiva para ver la botella medio llena en vez de medio vacía. Además, aprende a decir que no a aquellas tareas, situaciones o peticiones urgentes que te alejan de lo que para ti es importante; pide ayuda a aquellas personas con la que necesitas contar para realizar tu propósito; y renueva tu fe y confianza agradeciendo la oportunidad que tienes cada nuevo día para construir tu futuro.