La fase inicial de un negocio es quizás la más emocionante. Es como cuando te enamoras, no piensas en otra cosa que estar con la persona amada y solo ves sus virtudes. Haces planes de futuro y pones la acción para alcanzar tus objetivos porque te sientes capaz de superar cualquier obstáculo. Simplemente crees que es posible, tienes fe, creencia.
Ese estado de euforia es necesario para construir tanto una relación como un proyecto, así como una obra de arte. Incluso podría compararse con la llegada de un bebé, sentimos ilusión, nos llenamos de expectativas esperanzadoras y nos invade la felicidad.
Es el momento de cultivar la visión, de imaginar cómo quieres que sea tu futuro. Y en ese escenario imaginario dibujarás las cosas que te importan, todo aquello que de veras valoras y que te motiva a emprender esta aventura. Y es que todo se crea dos veces, primero en la mente y luego en la realidad.
En esta primera fase de creación de un negocio es cuando más te involucras en todos los detalles, despliegas tus talentos y tu creatividad está en su punto álgido. Te sientes imparable y optimista, con capacidad de encontrar las soluciones adecuadas a cada contratiempo porque tienes auto confianza.
Cuando sientes auténtica pasión y entusiasmo por tu proyecto de negocio no haces caso de los comentarios ajenos y te da igual el que dirán. Ya pueden tacharte de loco/a o insensato/a que nada podrá pararte. No te detienes ante las dudas o el miedo, y apuestas a tope por tus sueños.
Ese es el espíritu emprendedor que te impulsa a hacer realidad tus deseos, a confiar y creer en ti y a encontrar los recursos necesarios para alcanzar tu propósito. Y cuando ese propósito profesional esta alineado con tu propósito vital, tu proyecto se convierte en tu misión de vida, en tu causa. Entonces no habrá nada que pueda desviarte de tu camino.
Es esa determinación la que te ayudará a dar los pasos necesarios, a tener la energía suficiente para trabajar las horas que haga falta, y a tener un auténtico compromiso con tu negocio para sortear las dificultades con actitud de superación.
En estos momentos iniciales también es necesaria una actitud de humildad para aceptar las derrotas sin rendirse y aprender de los fracasos. También para reconocer donde necesitas ayuda y pedirla, así como para formarte e informarte en el área que necesites. La formación continua es una de las claves para dar el paso a la siguiente fase, te ayudará a reciclar los errores en aprendizajes y a perseverar hasta lograr el éxito que buscas.
En resumen, las 13 principales habilidades para iniciar un negocio propio son:
- Creer
- Tener visión
- Saber Planificar
- Auto Confianza
- Creatividad
- Optimismo
- Entusiasmo y pasión
- Actitud de superación
- Determinación
- Compromiso
- Perseverancia
- Humildad
- Capacidad de aprendizaje
Todas estas habilidades son necesarias para emprender. Algunas personas las tienen de forma innata, pero todo el mundo puede desarrollarlas con el entrenamiento adecuado. ¿Cuál de estas habilidades necesitas desarrollar? ¡Puedes hacerlo! Solo necesitas tomar la decisión y hacer lo necesario.