Erróneamente hemos pensado o nos han hecho creer que no necesitábamos saber nada acerca de cómo funciona el dinero, y por eso precisamente hoy tenemos la realidad que tenemos.
La mayoría de las personas no hemos desarrollado la inteligencia financiera por el simple motivo de que hemos sido educadas para encontrar un empleo o un autoempleo, es decir, para cambiar nuestro tiempo por un salario. Por tanto, hemos buscado la seguridad laboral porque hemos creído que la vida consiste en trabajar para abonar nuestras facturas. Para ello nos hemos formado y al encontrar esa supuesta seguridad laboral nos hemos conformado. Erróneamente hemos pensado o nos han hecho creer que no necesitábamos saber nada acerca de cómo funciona el dinero, y por eso precisamente hoy tenemos la realidad que tenemos.
Tu situación económica actual es el resultado de tus creencias, es decir, crees que la única forma de generar ingresos es vendiendo tu tiempo, y crees que de acuerdo a tu formación y experiencia tu hora vale “x”. Así, has entrado en el mercado laboral con una idea predeterminada de lo que puedes llegar a ganar, por ello es complicado que te muevas de esos parámetros, que normalmente suelen ser similares o ligeramente superiores a los ingresos que tus padres han tenido. Ese es tu termostato financiero, y a no ser que lo reprogrames nunca ganarás más de lo que te creas que puedes ganar.
También hay otro tipo de creencias acerca del dinero y del uso que a éste se le da que, con total seguridad, han determinado tu estado financiero actual. Seguramente has escuchado frases como que el dinero no da la felicidad, y que corrompe a las personas, o que solo hay que tener lo suficiente para vivir. Si tienes una idea negativa del dinero es complicado que acumules riqueza, puesto que ello te haría entrar en un conflicto personal.