Todo, absolutamente todo, a no ser que vivas de las rentas, lo estás pagando con tu tiempo. Estamos educados para creer que la única forma de generar ingresos es cambiar tiempo por dinero, y por tanto que tenemos que invertir nuestro tiempo, primero para obtener un título o varios que nos cualifiquen, y segundo para ganar dinero. Así que, creemos que nuestro tiempo vale lo que vale nuestro currículum vitae. Sin embargo, nuestra mayor riqueza es nuestro tiempo, y por tanto nuestra calidad de vida dependerá de cómo lo invirtamos. La fortuna de una persona no se mide con su capital, sino con la cantidad de tiempo que podría vivir manteniendo su estilo de vida sin necesidad de trabajar. ¿Te imaginas poder vivir sin tener que ir a trabajar? ¿Qué harías en tu vida si no tuvieras limitaciones de tiempo y de dinero?
Cada día abonas por adelantado con tus horas de trabajo, seas empleado o profesional independiente, la cantidad económica que vas a percibir por tu dedicación, la que a su vez vas a destinar a pagar todas las obligaciones que tienes contraídas para tu subsistencia y la de tu familia. Así que haz cálculos y descubre con cuántas horas, días, semanas, meses o años de tu vida estás pagando al casero/a por tu alquiler o a las entidades financieras por tu hipoteca, coche, vacaciones o tv de plasma, o a las compañías eléctricas, telefónicas, de gas, de agua, a las petrolíferas o a las grandes superficies por los bienes de uso cotidiano. ¿Cuánto tiempo te queda al final para vivir? ¿Te has dado cuenta de que es la nueva forma de esclavitud? Además, lo escalofriante es que mientras todas las cuotas suben, tus ingresos disminuyen. Por tanto, lo único que te queda es correr.
La buena noticia es que puedes cambiar tu forma de vivir. Solo necesitas hacer algo diferente, requieres una reprogramación, un software nuevo y un potente antivirus que anule completamente la posibilidad de que los programas instalados durante tantos años se auto ejecuten de nuevo y te anulen la capacidad de crear una nueva vida y vivir mejor. Eso se consigue con formación, pero no con la misma formación que conocemos, puesto que se está demostrando que a pesar de vivir en la época con más titulados universitarios se están batiendo récords de quiebras personales. Por tanto, se necesita una educación diferente que nos lleve a pensar diferente. La única diferencia entre ricos y pobres es su forma de entender la vida y de relacionarse con el dinero. Los ricos invierten su tiempo, los pobres lo gastan. Por tanto, la pobreza es un problema educativo.
Si quieres información sobre una formación continua, práctica y remunerada que cambiará tu vida y te pondrá en el camino de la libertad financiera.