Lo que pocos saben es que no se puede tener éxito económico con la mentalidad del empleado, obteniendo más títulos y trabajando incluso más horas que cuando tenías un empleo por cuenta ajena, salvando el día a día y sin ninguna garantía de futuro.
El éxito profesional no es lo mismo que el éxito económico, ni tampoco el éxito económico es sinónimo de éxito personal. La mayoría de nosotros/as hemos sido programados/as tan solo para perseguir el éxito profesional. Desde que comenzamos nuestra escolarización hasta que acabamos nuestros estudios reglados nos están formando (dando forma) para que pensemos, y por tanto para que actuemos, de una determinada manera. La educación que recibimos está basada en el miedo porque nos hace dependientes de que alguien nos contrate para garantizar nuestra subsistencia. Y creemos de ante mano que nuestros ingresos serán proporcionales a nuestro curriculum vitae. Poco más o menos es la evolución de la esclavitud. En aquella época los ricos acudían al mercado de esclavos y escogían según las cualidades que buscaban, y el/la esclavo/a recibía a cambio cama y comida. Hoy las empresas acuden al mercado laboral, escogen según los curriculums, y contratan los servicios del trabajador a cambio de un salario para subsistir, o mal vivir, la gran mayoría de los casos.
Todos/as buscamos la seguridad en la vida, pues es un instinto básico evitar el riesgo para asegurar la supervivencia. Cuando nacemos encontramos esa seguridad en el seno de nuestra familia, y según vamos creciendo cambiamos el foco y vamos poniendo la confianza de esa seguridad en el empleo. “Cuando tenga un buen trabajo podré independizarme”. Durante todos esos años de educación académica nos meten una única idea en la cabeza: “Obtén un título para conseguir un buen empleo”. Nos mantienen con la esperanza de que si sacamos buenas calificaciones y terminamos una carrera universitaria (o dos, y un máster, o dos, y un idioma, o dos…) podremos acceder a un buen puesto de trabajo y alcanzaremos la felicidad. Claro que ese es el objetivo del programa educativo: crear empleados. Así es como fue concebido en la era industrial, siguiendo el modelo prusiano con tintes militares, para abastecer las necesidades de profesionales de la industria. Entonces los colegios y las universidades se convirtieron en fábricas de empleados en serie.
Ahora resulta que no hay empleo suficiente para tanto trabajador, y hay que convertirse en emprendedor, es decir en tu propio empleador, antes llamado “autónomo” o “autoempleado” o “profesional liberal”. Lo que pocos saben es que no se puede tener éxito económico con la mentalidad del empleado, obteniendo más títulos y trabajando incluso más horas que cuando tenías un empleo por cuenta ajena, salvando el día a día y sin ninguna garantía de futuro. Hace falta cambiar la forma de pensar y para eso es necesario un nuevo sistema educativo, basado en la inteligencia emocional y en la inteligencia financiera, que devuelva la autoestima a las personas y que ensalce los talentos particulares y la creatividad individual. La seguridad económica ya no está en el trabajo, sino en la capacidad de generar ingresos pasivos (mira el video si quieres saber más sobre esto). Como dijo A. Einstein “ningún problema puede ser solucionado en el mismo nivel de pensamiento en el que fue creado”.
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