El propósito de cualquier empresa o negocio es el de ser útil, es decir, aportar un valor a sus clientes bien sea a través de un servicio o un producto. En esa entrega de valor es cuando se recibe a cambio el beneficio económico, puesto que de no ser así estaríamos hablando de una organización sin ánimo de lucro. Y es a partir de ese propósito de ser útil, de servir, que debe construirse la visión empresarial, y no a partir del beneficio económico deseado.
Si el propósito recoge el “ser”, o lo que es lo mismo, el motivo por el cual existir, la visión contempla el “tener”, que es el resultado de lograr o materializar aquello que es la razón de ser. Cuando está claro tanto el propósito como la visión, viene detallar la misión, que es lo que “hacer“ para lograr la visión, para convertirla en realidad, o el cómo lograr cumplir el propósito. Y para cumplir con la misión empresarial con excelencia se han de poner a producir los talentos de los profesionales de una empresa o equipo, y se ha de hacer conforme a unos valores bien definidos.
Cuando los empresarios o los emprendedores y líderes pierden de vista estos conceptos, las empresas pierden el rumbo, y por tanto dejan de tener sentido. Quizás suena a utopía o a teorías fantásticas, pero estoy convencida de que es necesario tener un gran motivo por el que crear un negocio, más allá de solo buscar la rentabilidad económica. De hecho los grandes líderes y las empresas que perduran son aquellas que tienen claro y mantienen estos cuatro conceptos:
- Propósito
- Visión
- Misión
- Valores
No se trata tan solo de ser un buen profesional en la materia y de vender tus productos o servicios a terceros, sino de convertirse en un líder y emprendedor con causa es decir, con consciencia de misión. Tener claro el motivo por el que haces lo que haces es lo que te va a mantener ilusionado/a, y lo que te va a ayudar a perseverar ante las dificultades. Sin un “para qué” los obstáculos se vuelven insalvables. Saber a dónde vas y qué vas a lograr cuando llegues es lo que te ayuda a superarte cada día. El camino del emprendedor está lleno de baches y cuestas empinadas, pero solo puedes superar los fracasos y alcanzar el éxito siendo fiel a tus valores y desarrollando tus talentos para un fin que te inspire.